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“Una buena lección es una conversación” J. Wagensberg

Cuando la maestra deja de ser LA MAESTRA

Cuando la maestra deja de ser LA MAESTRA

Os dejo la carta de una maestra que encontré en el blog Para que sepan. Me ha impresionado la forma de relatar su desencanto y su falta de ilusión en el trabajo.

"Soy maestra y tengo bronca"

Me tomo el atrevimiento para expresar mi bronca a través de Clarín. Bronca porque ahora ya no me levanto con ganas de ir a trabajar, cuando hace unos años atrás era un placer empezar mi jornada en la escuela 27. Bronca porque cada día se hace más pesado tener que recibir a un padre para conversar. Bronca porque en vez de venir a plantear una inquietud, vienen de manera intempestiva a maltratar al primero que se le cruza, empezando por el portero que los recibe, siguiendo por la maestra y terminando con la Dirección.
Un día del año que acaba de terminar, por ejemplo, estaba en la puerta de entrada y un señor enojado porque la maestra de su hijo, o de su nieto, no se encontraba en la escuela, comenzó a insultar. Le pedí que modificara su lenguaje y comenzó a tratarme mal. Me dijo que dejara el trabajo: según él, no tengo vocación y me invitó a que "agarrara una escoba". Aclaro que ese día se realizaron las elecciones provinciales del Consejo Federal de Educación, en la que los docentes estamos obligados a votar. Lo que suele implicar que se falte a un turno de clase.
El señor se descargó y se fue en bicicleta: parecía feliz de haber maltratado a la Vicedirectora de la escuela, que casualmente un día antes no había adherido al paro y que había votado al mediodía para no perjudicar a las dos escuelas en las que trabaja. Recordé entonces tantos días de los 15 años que llevo en la Escuela 27. Cuando en las jornadas difíciles de 2001, por ejemplo, veníamos los sábados a prepararles arroz con leche a los chicos que la estaban pasando mal. Las veces que todas (maestras y profesores) juntamos plata para ayudar a alguna familia. O cuando dejamos a nuestras propias familias por una semana para llevar a los alumnos de campamento, para que aprendan a convivir, a cuidar su mundo, a crecer con dignidad. Este señor me dijo a los gritos que no tengo vocación: ¿sabe quién soy, sabe que a diario veo como crece mi hija y no sé lo que es ir a verla a un acto escolar? ¿O que no he podido estar en su acto de egresada porque estaba con los alumnos en Córdoba?
Lamento enormemente que estén pasando estas cosas. Lamento más aún que la sociedad haya cambiado tanto, hasta el punto de olvidarse el lugar que ocupan los maestros en el futuro del país. No soy corporativista, ni mucho menos me rasgo las vestiduras por el sistema educativo. Creo que hay muchas cosas que mejorar, creo también que existen docentes que todavía no entienden que la escuela no es una fábrica y que estamos trabajando con personas: también hay muchos colegas que dan vergüenza, pero sé que hay muchos que trabajamos a diario, que dejamos la salud y que hasta sacrificamos a nuestras familias con la sola finalidad de poder brindarles a los chicos algunas cosas que ni sus propias familias ni el Estado pueden o quieren darle.
Entonces, a ese señor le quiero decir que sí tengo vocación y que seguiré agarrando una escoba para barrer, preparando la leche, denunciando a los padres violentos, trabajando los sábados y domingos.Y que lo haré no por padres como él, sino por su hijo o nieto, por los hijos de aquellos padres que ni se inmutaron cuando él me maltrataba. Y por aquellos padres que siempre están y acompañan.
Leticia Silva.
DOCENTE DE LOMA HERMOSA - EPB 27 GARIN/PROVINCIA DE BS. AS.

leticiasilvapulido@hotmail.com

Ver en Clarin.com del 10 de enero de 2010

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